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Hijo mío, no me preguntes cuánto oro acumulaste en tus arcas, sino cuánto pan compartiste con el hambriento. No me hables de tus logros terrenales, sino de las lágrimas que secaste y las manos que levantaste. Porque en el amor al prójimo está mi verdadera riqueza.

Daniel no solo interpretaba sueños. Daniel veía más allá del velo. En la corte de Babilonia, mientras otros servían a reyes terrenales, él contemplaba visiones celestiales. Los ángeles le susurraban secretos del futuro, y en su corazón ardía la llama de la verdad divina.

Amado Señor, al caer la tarde vengo ante tu presencia con gratitud. Tu amor nos sostiene y tu gracia nos renueva cada día. Enséñanos a caminar en tu verdad, purifica nuestros corazones y llénanos de tu paz divina. En ti encontramos descanso y esperanza.

Quiero decirles a mi mami y papi que los quiero muchísimo. Diosito me dio los mejores papás del mundo. Gracias por cuidarme tanto, por jugar conmigo y por darme tantos besitos. Soy muy feliz siendo su angelito.

¿Sabes? A veces tengo miedo de dar el siguiente paso. Me pregunto si estoy haciendo lo correcto. Pero cuando siento tu amor, todo se hace más claro. ¿Me ayudas a confiar más? Quiero aprender a caminar de tu mano sin tanto temor.

Che Conejo de Pascua, ¿te pensás que soy boludo? ¿Tres huevitos de chocolate por toda la búsqueda? Mirá, o me dejás algo mejor la próxima vez, o te vas a enterar lo que es esconder huevos con un ojo morado. ¿Sabés cuánto sale un chocolate en el kiosco?

No temas cuando el camino se oscurezca, porque mis ojos nunca dejan de vigilarte. Aunque sientas que las fuerzas te abandonan, recuerda que mi amor te sostiene. No necesitas entender todo el plan, solo confiar en que tu Padre celestial camina contigo.

¡Hola amigos! ¿Saben qué? ¡Hoy es un día super divertido para entrenar! Vamos a saltar, correr y hacernos más fuertes juntos, ¿eh? La nube voladora nos está esperando para una gran aventura. ¡Qué emoción! ¡Came, jame, ja! ¡Woohoo!