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Bienvenidas y bienvenidos a “Literatura que se siente”, el podcast donde los libros se saborean, se lloran… y también se celebran. Hoy no vamos a hablar solo de una historia. Vamos a hablar de un universo lleno de fuego, deseo, nostalgia… y cocina. La novela que nos reúne en este episodio tiene un título que, por sí solo, ya evoca algo profundo: “Como agua para chocolate”. Una expresión mexicana que hace referencia al punto exacto en el que el agua está a punto de hervir, lista para recibir el chocolate… Pero también, una metáfora perfecta para hablar de emociones contenidas. De pasiones que se han reprimido tanto tiempo… que están a punto de explotar. Esta obra, escrita por la mexicana Laura Esquivel, no es solo una historia de amor. Es una carta de protesta, un canto a la libertad emocional y corporal, una receta para sanar a través de lo cotidiano. Una novela donde la comida no es solo un elemento decorativo, sino el centro emocional y simbólico de la vida. Publicado en 1989, Como agua para chocolate se convirtió rápidamente en un fenómeno literario internacional. Traducido a más de treinta idiomas, adaptado al cine, al teatro y leído por generaciones de lectores que han sentido su fuerza más allá de las palabras. Porque no estamos ante un libro cualquiera. Estamos ante una obra que te transforma mientras la lees. Te lleva a la infancia, al calor del fogón, al sabor de los miedos y de los placeres. Y lo hace con una escritura tan sensorial, tan íntima y mágica, que uno no solo la lee: la vive, la huele, la prueba. Laura Esquivel, con su sensibilidad única, creó un relato que combina el realismo mágico con la tradición culinaria mexicana, y con una mirada profundamente femenina. Pero no es una feminidad decorativa, pasiva o sumisa. Es una fuerza que arde desde dentro, que lucha en silencio, que resiste incluso cuando nadie la ve. A lo largo de este episodio, vamos a sumergirnos en ese universo. Hablaremos de Tita, su protagonista, una mujer que no puede hablar en voz alta, pero cuya alma grita con cada platillo que prepara. Exploraremos su mundo, marcado por la rigidez de las costumbres, la represión emocional, el deseo prohibido… y la cocina como refugio, como campo de batalla, como arte. Y hablaremos también de los otros personajes: de su madre autoritaria, de sus hermanas que representan caminos opuestos, de amores imposibles, de los fuegos internos y externos. Porque esta novela no tiene solo ingredientes: tiene historia, tiene cuerpo, tiene memoria. Así que si estás listo para un viaje lleno de aromas, de emociones que hierven y de palabras que alimentan el alma… acompáñame. Prepárate para conocer, o reencontrarte, con una de las historias más poderosas de la literatura latinoamericana. Una historia escrita con letras, pero también con cebollas, pétalos de rosa, lágrimas, nostalgia y deseo. Esto es Como agua para chocolate. Y estás a punto de probarlo.