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En 1998, el guardián del faro de Cabo Negro encontró unas extrañas marcas en la arena cada amanecer. Siempre en espiral, siempre más cerca del faro. La última noche, escuchó pasos mojados subiendo las escaleras. Al día siguiente, solo encontraron su linterna junto al mar.

Bueno, hermano José, ya llegué a la iglesia con los materiales para el estudio bíblico. Este, traje los himnarios y unas galletitas que la hermana María preparó. Entonces, voy a esperar a que lleguen los demás hermanos para empezar. Ya sabe, siempre hay que estar preparados, pues.

¡Ay, hijitos, tengan cuidado con esa escalera! Dios mío, me van a dar un susto. Vamos adentro ahora mismo, está empezando a llover. Chavito, ayúdame a cerrar las ventanas. No quiero que nadie se resfríe en esta casa.

Oh glorioso San Rafael, médico celestial, arcángel de la divina sanación, derrama sobre nosotros el bálsamo de tu misericordia. Guía nuestros pasos por senderos de luz, protege nuestros cuerpos y almas con tu poder sagrado, y condúcenos hacia la salvación eterna. Amén.

Che, ¿sabés qué? Ayer me junté con los pibes para ver el partido. Preparamos unos buenos mates, pedimos unas empanadas y la pasamos bárbaro. Lástima que perdió nuestro equipo, pero bueno, así es el fútbol, ¿viste?

Mire señor Barriga, ya le expliqué que no tengo la renta porque los vecinos me deben dinero del agua y la luz. Siempre es lo mismo con esta gente, cuando hay que pagar se hacen los que no están.

Los misterios del Mar Muerto, ¿qué secretos guarda en sus profundidades? Se dice que bajo sus aguas saladas yacen las ruinas de Sodoma y Gomorra. ¿Será posible que estas ciudades bíblicas permanezcan ocultas allí? La verdad espera ser descubierta.

¡Chavito, no llores! ¿Que necesitas dinero para el circo? Pero no tengo ni un peso... ¡Espera! Ya se me ocurrió algo brillante. Toma esta escoba, ponte este trapo en la nariz, y serás el mejor payaso de la vecindad. ¡Tranquilo, déjamelo a mí!