説明
Soy Walter Mitty y durante muchos años mi vida fue rutinaria, aburrida, invisible. Pasaba los días archivando negativos en la revista Life y sintiendo que el mundo estaba muy lejos de mí. Era el tipo que se perdía en su cabeza, imaginando aventuras extraordinarias que nunca vivía en la realidad. En mi mente era un héroe, un viajero, un hombre valiente. En mi vida real apenas me atrevía a levantar la mirada de mi escritorio. Un día todo cambió. Recibí un paquete de Sean O’Connell, nuestro mejor fotógrafo, un hombre que parecía vivir siempre al borde del mundo, capturando imágenes que pocos se atrevían a buscar. En el paquete había varios negativos y una nota que decía que el número veinticinco representaba la quintaesencia de la vida y debía ir en la portada final de la revista. Pero ese negativo había desaparecido. La mayoría habría enviado un correo o hecho una llamada. Yo también lo pensé. Pero algo en mí, algo que había estado dormido por años, me empujó a hacer lo inesperado. Dejé la oficina y me lancé a buscarlo. Ese fue el inicio de mi viaje. Crucé océanos helados, recorrí carreteras interminables, me encontré frente a la fuerza de un volcán en erupción y descubrí que la vida real era mucho más peligrosa y emocionante que cualquier fantasía en mi cabeza. Me caí, me levanté, sentí miedo, y también una extraña libertad. Por primera vez no estaba soñando, estaba viviendo. En el camino conocí personas que me dieron pistas, consejos y ayuda. Cada encuentro me recordaba que el mundo es enorme y que uno siempre necesita de otros para avanzar. Compartí comidas simples que se sentían banquetes, dormí bajo cielos desconocidos, escuché idiomas que no entendía pero que igual me guiaban. Y en cada paso pensaba en Cheryl, mi compañera de trabajo, la mujer que me gustaba en silencio. Imaginaba qué diría si supiera en dónde estaba, si me viera en medio de esos paisajes. Mi búsqueda me llevó finalmente a las montañas de Afganistán. Allí, en la nieve, encontré a Sean. No estaba tomando fotos, solo observaba a un leopardo de las nieves en silencio. Cuando le pregunté por qué no lo fotografiaba, me dijo que algunas cosas son tan especiales que no necesitan ser capturadas para ser reales. Esa frase se quedó grabada en mí. Le pregunté por el negativo veinticinco. Sonrió y me dijo que siempre lo había tenido conmigo. Al regresar a casa, lo encontré en la billetera que yo mismo había desechado y que mi madre, con su instinto de guardarlo todo, había rescatado. Llevé el negativo a la revista. No lo revelé, simplemente lo entregué. Semanas después recogí mi liquidación y al salir a la calle me crucé con Cheryl. Le conté lo sucedido y mientras caminábamos pasamos frente a un kiosco. Ahí estaba la última edición de Life. La portada mostraba el negativo veinticinco. Y no era un paisaje exótico ni un animal salvaje. Era una imagen sencilla de mí, sentado en las escaleras de la revista, trabajando. Ese instante me lo cambió todo. Comprendí que la aventura que siempre busqué no estaba en mi imaginación, sino en la vida real. Y que a veces solo se necesita un salto para descubrirlo.