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Cuál es la función de la percepción Para nuestra supervivencia es fundamental interpretar cómo es el entorno que habitamos para saber cómo actuar en él. Por lo mismo, el objetivo de seleccionar y organizar las sensaciones busca satisfacer las necesidades individuales y colectivas del ser humano. Varios estudios realizados sobre la percepción revelaron que, para conformar su realidad, el cerebro apenas utiliza el 5% de toda la información que llega a nuestros sentidos. La atención selecciona solo el 10% de esta mínima parte, lo que significa que, de una situación determinada, sólo podemos llegar a percibir de manera consciente un 0,5%. Lo cierto es que tenemos acceso consciente a una cantidad de información muy limitada. Y, además, la filtramos. En base a esta reducidísima cantidad de información cada uno de nosotros interpreta su vida, toma sus decisiones y actúa. “Entre lo que pienso, lo que quiero decir, lo que creo decir, lo que digo, lo que quieres oír, lo que oyes, lo que crees entender y lo que entiendes, existen nueve posibilidades de no entenderse.” Bernard Werber El ejemplo de la magia: cómo funciona la percepción Susana Martínez-Conde es una neurocientífica coruñesa afincada en Estados Unidos, donde dirige el laboratorio de Neurociencia Visual del Instituto Barrow. Ella explica que los trucos de magia dependen de la capacidad de canalización de la atención de los espectadores de cada mago. “El mayor misterio de la magia está en nuestro cerebro”, sostiene. Es decir, nuestro cerebro procesa la información visual y construye la experiencia subjetiva a la que nosotros llamamos realidad. A Martínez-Conde le interesa el estudio de los trucos de magia porque afirma: “manipulan nuestra conciencia”. Por qué nos engañamos con tanta facilidad ¿Sabes en qué se basan nuestras ilusiones de percepción? ¿En qué pueden influir estos factores en tu día a día? Los trucos buscan romper la relación normal causa-efecto. Por ejemplo, si el mago toca el conejo con la varita y éste desaparece, el espectador cree que la causa de la desaparición es el toque con la varita. Del mismo modo, en nuestra vida estamos siempre infiriendo relaciones de causa-efecto que bloquean nuestra capacidad de ver más allá de las interpretaciones que hacemos. Por ejemplo: “Mi madre no me abraza, por tanto no me quiere”, “Mi pareja no me ha dado un beso al llegar a casa, está enfadada conmigo”. En ambos casos, tomo un estímulo concreto y le doy un significado sin tener en cuenta otros factores que están influyendo en cada situación. Por una parte, no sé lo que ha motivado a la otra persona y su intención. Por otra, estoy imponiendo mis propias creencias y aprendizajes acerca de lo que sucede, y ahí se encuentra la verdadera causa de lo que me genera conflicto.