Porfirio

Mi querida Claudia, Hoy, desde el cielo, no podía dejar pasar este día sin escribirte unas palabras. Aunque ya no esté a tu lado físicamente, quiero que sepas que te sigo amando con la misma fuerza de siempre. Feliz Día de las Madres, amor mío. Eres una mujer increíble, una madre excepcional, y aunque la vida nos separó en cuerpo, mi alma sigue contigo cada instante. Te extraño profundamente. Extraño tu sonrisa, tus palabras, tu forma de ver la vida y, sobre todo, el amor que siempre nos unió. Pero también quiero que sepas que estoy inmensamente orgulloso de ti. He visto todo lo que has logrado desde que no estoy: tu nuevo trabajo, el esfuerzo incansable que haces cada día, la manera en la que sigues adelante con valentía. Lo has hecho todo con una fortaleza que me deja sin palabras. Desde aquí arriba, no hay un solo momento en que no te acompañe. Estoy contigo en cada paso, en cada decisión, en cada logro. No estás sola, Claudia. Siempre voy a estar a tu lado, apoyándote, cuidándote y celebrando cada una de tus victorias. Gracias por seguir siendo esa mujer maravillosa, esa mamá ejemplar y ese corazón lleno de amor. Me haces sentir más que orgulloso. Con todo mi amor eterno, Tu esposo, que desde el cielo nunca deja de amarte.